Ser Bahá'í


Declararse bahá'í es responder al llamamiento de Dios en este día y formar parte de una comunidad mundial comprometida en ayudar a la humanidad para alcanzar la prometida era de paz, justicia y unidad universal.

La palabra “bahá’í” significa “seguidor de Bahá’u’lláh”. Uno se convierte en bahá'í al reconocer a Bahá'u'lláh como el Mensajero de Dios para esta época y decidir esforzarse en cumplir Sus leyes y enseñanzas.

Para inscribirse como miembro de la Fe bahá'í, se debe hacer una declaración de fe, ya sea oral o por escrito, ante la asamblea bahá'í más cercana.

A continuación, se encuentran algunos de los aspectos y requisitos para vivir una vida bahá'í.

Leyes de conducta personal y
preceptos morales

Las enseñanzas bahá'ís incluyen leyes y preceptos para la vida espiritual y moral del individuo y para la organización y desarrollo de la sociedad.

Las leyes para la vida personal incluyen la oración diaria, leer los escritos sagrados, observar un período de ayuno, abstenerse de la política partidista, y ocuparse en un oficio, arte o profesión. Otras normas morales son muy semejantes a las de todas las religiones y prohíben, entre otras cosas, el homicidio, el hurto, la mentira, la calumnia, el uso indebido de la sexualidad, y el consumo de alcohol y drogas, con el fin de asegurar el bienestar del individuo y la convivencia pacífica.

Bahá'u'lláh nos dice que Sus leyes son “las lámparas de Mi amorosa providencia entre Mis siervos, y las llaves de Mi misericordia para Mis criaturas”. No se espera que, al convertirse en bahá'ís, obedezcan todas las leyes perfectamente, sino que se comprometan a esforzarse por seguirlas.

El matrimonio

El matrimonio, que Bahá'u'lláh llamó “una fortaleza para el bienestar y la salvación”, forma parte integral de la Fe bahá'í. Aunque no es una obligación casarse, los bahá'ís consideran que el matrimonio monógamo constituye la piedra fundamental de la sociedad humana, y provee el mejor ambiente para criar y guiar a los niños—la próxima generación.

En el matrimonio bahá’í, el esposo y la esposa ocupan un nivel igual. Deben resolver cualquier diferencia por medio de la consulta amistosa.

La Fe bahá'í anima al matrimonio interracial como expresión concreta de la unidad de la humanidad. Los matrimonios no se arreglan de antemano, pero una vez que se escoja la pareja, se requiere que los padres de ambos contrayentes den su consentimiento al matrimonio, basándose en el principio de que el matrimonio debe ser fuente de unidad social.

Organización y liderazgo

En la Fe bahá'í no hay clero, ni pastor o misionero profesional. En cambio, Bahá'u'lláh ha proporcionado una estructura para administrar los asuntos de la Fe mediante un sistema de consejos elegidos a nivel local, nacional e internacional. Estos consejos (formados por nueve personas) se conocen como asambleas espirituales locales y nacionales.

El consejo internacional es La Casa Universal de Justicia también de nueve miembros y tiene su sede en el Centro Mundial Bahá'í, en Haifa, Israel. Dotada por Bahá'u'lláh con la autoridad para legislar en asuntos no específicamente establecidos en los escritos bahá'ís, la Casa Universal de Justicia mantiene a la comunidad bahá'í unida y atenta a las necesidades y condiciones de un mundo en constante evolución.

Los bahá’ís se comprometen en respetar y obedecer las decisiones de sus asambleas espirituales locales, nacionales, y las de la Casa Universal de Justicia.

Toda elección bahá'í se realiza por votación secreta. No hay candidatos, nominaciones o campañas electorales. Los bahá'ís que tienen 21 años o más gozan del derecho a votar en las elecciones bahá'ís de su comunidad y de servir como miembros de las instituciones administrativas bahá'ís.

Las instituciones de la administración bahá'í llegan a acuerdos mediante una forma colectiva de tomar decisiones que se llama consulta. Los bahá'ís creen que estas asambleas y su método de consulta ofrecen un modelo para el funcionamiento eficaz de una sociedad mundial unida y para el bienestar tanto espiritual como material de los pueblos del mundo.

El primer día de cada uno de los 19 meses del calendario bahá'í, los bahá’ís en una comunidad local se juntan en una reunión llamada “la Fiesta de 19 Días”. En ella, dedican un tiempo a la oración y lectura de textos sagrados; luego consultan abiertamente entre todos y puedan pasar sugerencias a la asamblea de su localidad. Finalmente, comparten algún refrigerio en un ambiente de camaradería.

Enseñar la Fe bahá'í

Se les prescribe a los bahá'ís tomar la iniciativa individual de enseñar la Fe bahá'í a otras personas. Sin embargo, se prohíbe toda forma de presión psicológica o incentivo material para lograr una conversión, basándose en la profunda creencia de que cada persona tiene el derecho y la responsabilidad de investigar la verdad por sí mismo.

Los bahá'ís se esfuerzan por compartir el mensaje de Bahá'u'lláh con sus familias, amigos, vecinos y compañeros de trabajo, conscientes de que “lo que el Señor ha ordenado como el supremo remedio y el más poderoso instrumento para la curación del mundo entero es la unión de todos sus pueblos en una Causa universal, en una Fe común”.

Otra manera en que un bahá’í puede enseñar su Fe es trasladándose a otro país o comunidad como “pionero”. Un pionero bahá'í difiere de un misionero tradicional en cuanto su objetivo es seguir su propia carrera o profesión, ser autosuficiente, y formar parte integral la comunidad en la que viva.

Servicio

Para los bahá'ís, el servicio a otras personas hace que la vida tenga significado y propósito. Cualquier trabajo o profesión que se realiza en espíritu de servicio a la humanidad se considera la forma más alta de adoración. La educación de los hijos y la preocupación por su familia también se consideran formas loables de servicio y de adoración.

Además de estas formas personales de servicio, la comunidad bahá'í emprende proyectos de servicio colectivo de acuerdo con las prioridades y las metas establecidas por la Casa Universal de Justicia. Tales actos de servicio pueden consistir en ser tutor de círculos de estudio para adultos, maestro de clases de niños, animador de grupos de adolescentes o anfitrión de reuniones de oración.

Los bahá'ís también toman parte en una variedad de proyectos de desarrollo social y económico grandes y pequeños para elevar el bienestar tanto material como espiritual de la humanidad.

Contribuir a los fondos bahá'ís

Contribuir a los fondos bahá’ís se considera tanto una obligación como un privilegio de naturaleza sagrada. Es también un acto privado y voluntario, privilegio exclusivo de los bahá'ís.

No se permite solicitar aportaciones de forma personal, sino sólo hacer llamamientos generales. Se valora más la regularidad en aportar a los fondos y el espíritu de sacrificio que la cantidad de la aportación.

El Fondo Internacional Bahá'í, administrado por la Casa Universal de Justicia, sostiene el crecimiento y el desarrollo de esta Fe a través del mundo. Este Fondo también ayuda a mantener los santuarios sagrados y otras dotaciones en el Centro Mundial Bahá'í en Haifa, Israel.

Los Fondos Nacionales Bahá'ís y los Fondos Locales Bahá'ís son administrados, respectivamente, por las Asambleas Espirituales Nacionales y las Asambleas Espirituales Locales de cualquier país o localidad. Los fondos se usan para sostener los proyectos educativos y de servicio social, centros bahá'ís, escuelas, editoriales, además de otras actividades.

"Ser un bahá'í significa, sencillamente, amar a todo el mundo; amar a la humanidad y tratar de servirla; trabajar por la paz y la hermandad universal."
~ 'Abdu'l-Bahá

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